Evitemos reprimir las Emociones

Evitemos reprimir las Emociones

No reprimamos las emociones en los niños.

“No tienes porqué enojarte”

“No tienes que sentirte así”

”No es para llorar“

“No tienes porqué tener miedo”

Como padres muchas veces tendemos a reprimir a nuestros hijos cuando demuestran emociones.

¿Por qué debemos evitar reprimir las emociones de nuestros niños y niñas?

Si constantemente estamos reprimiendo sus emociones, con estas frases erróneas, los niños y niñas pueden manifestar:

Retraimiento: Los niños pueden sentirse confundidos y crecer pensando que mostrar las emociones está mal, lo que les puede llevar a retraerse y a dejar de comunicar otras cosas importantes que viven, sienten o piensan.

Somatización: No expresar las emociones puede hacer que éstas se manifiesten en forma de malestar físico como dolores de cabeza, de estómago, etc.

Ansiedad: Si los niños no logran expresar las emociones como el enojo, el miedo o la tristeza, éstas pueden transformarse en ansiedad que les lleve a comportamientos, tales como morderse las uñas, rascarse, chupar objetos, problemas para dormir entre otros.

Inseguridad: Los niños que son muy sentimentales y continuamente son castigados o reprimidos en el tema de las emociones, pueden sentirse poco aceptados, lo que les genera inseguridad y baja autoestima.

Es importante ayudar a nuestros hijos a mantener un equilibrio en su forma de reaccionar ante cada una de ellas; por ejemplo, los niños que lloran por todo pueden sufrir problemas y rechazo social por parte de sus compañeros, al igual que aquellos que no saben manejar su enojo y muestran conductas muy extremas.

Es por esto, que en vez de “reprimir” sus emociones, debemos ayudarlos a “regularlas”.

¿Y cómo podemos ayudarlos a regular sus emociones?

Modelarles con el ejemplo: La mejor forma de enseñarles algo a nuestros hijos, es a través de nuestro propio comportamiento. Por ejemplo: Si estamos enojados, podemos decir “me siento enojado porque no he tenido un buen día”, o “me siento muy triste porque recibí una mala noticia"

Manejo del enojo: Quizás una de las emociones que generan reacciones más intensas en los niños es el enojo y la frustración cuando no pueden obtener algo que desean y aparece la típica pataleta. En este caso debemos mantener la calma, decirle que si quiere llorar está bien, pero eso no cambiará la situación y que cuando esté calmado podrán hablar.

Aprovechar los cuentos y las películas para hablar de las emociones: Cuando leemos un cuento o vemos una película, podemos pedirle a nuestro hijo que determine qué emoción está sintiendo el protagonista, la razón de que se sienta así, qué opina de la reacción que tuvo y si cree que hubiera podido hacer algo diferente.

Escucharlos cuando estén expresando lo que sienten y no descalificar su emoción: Es importante darles la oportunidad de expresar lo que sienten y no quitarle importancia, aunque nos parezca exagerado: “Entiendo que tengas miedo, cuéntame que sientes”; “llorar cuando uno se siente triste está bien”… entre más les permitamos hablar de lo que sienten, más fácilmente podrán regularlo; debemos escucharlos y preguntarles qué generó que se sintieran así. Esperemos a que se hayan desahogado para analizar la situación y darles consejos para sentirse mejor como, por ejemplo: “entiendo que sientas miedo a los fantasmas, a mí también me pasaba cuando era niño, después aprendí que no existen; quizás si abrazas a tu oso de peluche y piensas en algo que te guste mucho, puedas distraerte y soñar bonito”.

Ayudarlos a identificar la emoción que sienten: Los niños no siempre tienen claro qué emoción están sintiendo y en la medida que los escuchemos, podemos ayudarlos a identificarlas y manejarlas: “Me parece que eso que sientes es tristeza por la forma que se comportó tu amigo contigo y quizá tu forma de demostrárselo fue golpearlo...¿qué te parece si mañana tratas de hablarlo con él y le explicas?”.

Ayudarlos a resolver situaciones: Después de hablar con nuestros hijos sobre la emoción que sintieron, podemos darles alternativas para sentirse mejor, por ejemplo: hacer una lista con cosas que les hagan sentirse bien y elegir alguna de ellas si se siente triste; darle ideas para resolver algún conflicto en el colegio, como escribir una nota de disculpas si se trató de un conflicto por enojo; hacer un dibujo de aquello que le causa miedo para después deshacerse de él, etc.

Las emociones son parte de nuestra vida, ayudar a nuestros hijos a expresarlas, identificarlas y regularlas es nuestra misión, hagamos de ella una ¡tarea de tiempo completo!

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